miércoles, 27 de agosto de 2014

CAPÍTULO 17


Capítulo 17

Siete

 
Dejé a mi hermano Emilio mucho más tranquilo después de comerse un par de molletes antequeranos y de mantener una charlita de unos treinta minutos sobre lo bien que estaba Carlota. Además tratamos temas varios de vital importancia, como la desaparición del jeque del Málaga, la dieta que nunca cumplimos, la buenaza de mi cuñada, el nacimiento de Chabelito…. Me devolvió un poco de paz.

Subimos a la UCI de nuevo y se encontró a Manolo

_Anda, anda, te has pasado, tan bueno no está, yo estoy mejor_ Aseguró mi hermano con un codazo.

_Si hombre, y yo soy Beyoncé desteñida_ jajajja_ le adoro, me estaba riendo.

Carlota ya no volvió a asomarse, y Manolo me dijo que iban a controlar la media mañana. Le dije a Emilio que se esperara, que saldría Alfredo en un minuto y le acompañaría a por otro par de molletes con aceite. La idea le gustó, fijo.

Entré muy sonriente y Bea sacó el pinchador que sería uno de nuestros permanentes compañeros de viaje. Nos explicó “por encima” como se usaba y como Carlota debía presionar su dedito de arriba/abajo para acumular la sangre en la yema. No debemos pinchar justo en el centro de la misma, más bien en los laterales, duele menos y no pierden tanta sensibilidad. Tengamos en cuenta que al día debe hacerse siete controles mínimo, pero si le añadimos alguna Hiper/hipoglucemia, estos se multiplican.

La gotita de sangre salió de su dedito tan mono, tan rojita….ups.... y ella miraba como alucinada, sin decir ni J, no me atreví a preguntar si le dolía, ni a acariciarle el dedito como si quisiera hacer desaparecer el pinchacillo, disimulé y me sonrojé cuando Bea me decía que le acercara el aparatejo… tuvo que gritarlo, estaba en mi mundo.

_A ver, mujer, acerca el medidor.

En él ya se encontraba introducida la tira donde se pone la gotita, y estaba esperándola desesperadamente, si tardas mucho se apaga. Carlota acerca su precioso dedo y apunta con la gota a una línea gricesita. La muy puñetera absorbe la sangre como diciendo: Es míiiiiiiiiiiiiiiiiiia….Fiuuuuuuuu…para dentro. En ese momento los segundos empiezan a contar, pero hacia atrás. 5,4,3,2,1………………. ¿¿¿???, estos interrogantes que véis, se convierten en incertidumbre siete veces al día.  Cada uno de esos segundos se prepara para decirnos el azúcar en sangre de la chiqui sweet.

Los valores deseados para una niña de 5 años son entre 70 y 150. Ays, no me quiero ni acordar cuando llegó a 640 el primer día. Bueno, esa media mañana tenía 325, estábamos bajando…………. Pero había que seguir poniendo insulina extra. Y sus cuerpos cetónicos estaban en 0,8 muy bajitos, o sea, bien.

Todo esto me gusta contarlo porque entre otros, el objetivo de este blog, al que por cierto ya han accedido 8342 personas, (muchas muchas gracias), es conocer POCO A POCO el mundo de la diabetes, y el cómo las familias afrontamos esta enfermedad crónica con la esperanza de despertarnos una mañana leyendo noticias que nos acerquen a un único sueño, todos sabemos cual, mientras tanto, seguiremos haciendo  lo posible para que estos pequeños continúen sorprendiéndonos con su amor, fuerza y valentía.

Chiquis Sweets, VA POR VOSOTROS.
 
 

miércoles, 20 de agosto de 2014

CAPÍTULO 16


CAPITULO 16

El TÍO EMILIO

 

Carlota tenía las piernas enterradas en la pesadilla de la cerdita, y como nos advirtió el Quiosquero Lolo, salían “un puñado  repetias”.

_Mamá, mamá….oooooooooooooootra que ya me ha salido_jeje.

Comencé a pensar en los Hidratos y en las raciones como nos comentaron. Y me sorprendió la capacidad con la que mi cerebro no dejaba entrar información nueva. No quería aprender, esa es la conclusión a la que llegué. No quería saber nada. Ya me había pasado anteriormente. Aún no habían transcurrido ni 24 horas de su diagnóstico. No quería, o no podía. Pero mis neuronas sólo pensaban en dar amor a mi chiqui sweet.

Alfredo se dio cuenta. Y aunque lo niegue un millón de veces sé que habló con Manolo. Y ambos llegaron a un acuerdo. Necesitaba mi tiempo. Se dedicarían a estabilizar a Carlota puesto que su sangre aun no se había limpiado de la palabra maldita (azúcar) y a ponerle la insulina correspondiente, yo aún no estaba preparada. La fuerza vendría unos días después. Me estaba centrando en la felicidad de la pequeña, y nada más.

Manolo, por ese día nos dejó en paz, además le vino que ni pintado, tenía otros menesteres, como atender al hijo de Isabelita. Ele.

Entra Bea:

_Carlota, ha venido tu tío, pero no puede pasar. ¿Quieres que te incorporemos para que te vea por los cristales?

_Un momento_salté como un resorte. ¿¿¿¿¿¿Qué tío??????  Se erizaron todos mis pelos tanto de los brazos como de las piernas, no estaba depilada, para variar.

_Dice que se llama Emilio, y además le veo un poco triste, vamos que se está pegando una Pechá* de llorar que nos tiene a todos encogidos.

 

Emilio, maldita sea, no me había acordado. Es mi hermano. Quizás no está bien que yo lo diga, o…. ¡qué leches! Claro que está bien. Allá vamos.

Emilio es la persona más noble, buena y adorable sobre la faz de la tierra. No hay otro igual. Por mi hermano soy capaz de todo. Pocas personas tienen la virtud de hacernos sentir tan especiales. Es una suerte, nunca nunca nos va a fallar. Puede ser un desastre en cuanto al orden se refiere, calcetines escondidos, papeles acumulados, camas sin hacer…todo lo que queramos, pero se le perdona . Es alguien inigualable. Es mi hermano, me ha tocado , y como él, no existen dos.

Emilio es extremadamente sensible. Eso nos preocupaba, ya lo vamos manejando. Todas las cosas “no tan buenas” que puedan ocurrirnos han de prepararse antes de contárselas. Si normalmente dar malas noticias no es del agrado de nadie, dárselas a Emilio puede provocar insomnio o malestar estomacal antes de soltarlas. Y sin embargo, estaba allí. No me había preparado para recibir ninguna visita, muchísimo menos si la primera, era la de mi hermano.

_Bea, dile que ya salgo, dame un minuto.

Agarré la mano de Carlota y le dije que cuando Bea contara hasta tres subiera a la cama sin que le dieran muchos tirones los cablecitos y lanzará un millón de besos a su tío Emilio. Pero que antes tenía que salir yo para que estuviera preparado.

Inspiré, fuerte fuerte y salí de la UCI.

Mi hermano estaba sentado en una silla, con las manos sujetando la cabeza. Me acerqué a él y le abracé. Saqué la sonrisa más amplia que tenía y hablamos.

_Emilio, lo vamos a hacer muy bien. No sabes lo contenta que está Carlota. Lo mimada y consentida. Todos están locos con ella. Ni fiebre, ni dolores ni nada de nada. Estamos contentísimos. Llegamos a tiempo, y se puede vivir perfectamente con diabetes. Es una niña normal, sana y que necesita que le pongamos insulina. Nada más.

(¿yo he dicho eso?...¿véis? Emilio me da la fuerza que necesito)

_Quiero verla_¿puedo?

_¡Claro! Desde aquí.

Nos pusimos en la entrada de la Uci, asomé la cabecita y Bea me vió. Alzó a Carlota y estiró mucho mucho los brazos hasta que Emilio pudo verla. Lanzó todos los besos que pudo y se partió de la risa. Y de nuevo, la puerta se cerró.

Emilio y yo nos abrazamos, lloramos y nos consolamos.

_¿y la pegatina en la frente de Peppa Pig?

_Anda, bajemos a la cafetería y te cuento.
 



*Pechá: Más que una mijilla y menos que un pasote
 

miércoles, 13 de agosto de 2014

CAPÍTULO 15


CAPÍTULO 15

Una nueva dieta, para toda la vida.

 
Escuchemos la voz del Super Tacañón.

Manolo nos comentaba las idas y venidas de los Hidratos de Carbono. Un momento, qué desastre, ni se que alimentos llevan y cuales no, es más: ¿qué son?. Lo que me quedó claro es que tiene que Desayunar, Media Mañana, Comer, Merendar y Cenar, hidratos de carbono. Y lo va a dividir por raciones. ¿Eing?

Los que leéis cada capítulo recordando vuestros debuts, no os habréis detenido en el primer párrafo, pues os lo sabéis como anillo al dedo, como Alfredo y yo. Creo que seríamos capaces de montar una consulta de dietética y nutrición como el mismísimo Dukan, con el que sinceramente los diabéticos no se deben llevar muy bien, ya que para empezar, elimina todos los hidratos de Carbono. Adiós querido Doctor, con nosotros no ganas ;)

Manolo elaboraba con nosotros el menú de hospital de Carlota.

_¿No volveremos a ir al Macdonals?,_pregunté. Alfredo, lechuga*, no me mires así,  he pasado de amputarle la pierna a la pequeña, a prescindir de unos, muy dudosos ricos, nuggets de pollo. Vamos mejorando ¿no?

_Calla chiqs

_¿y el chocolate con churros de los Domingos? ¿los lacasitos del cine? ¿las palomitas? ¿qué le pongo en los zapatos de los reyes Magos?: ¿dos paquetes de arroz?

Me imaginé en ese momento a Tana, Celia, Carlota, Alfredo y yo  en las típicas fotografías esas que cuelgan de vez en cuando de familias de distintos países del mundo, donde casi siempre gana la americana (un saludo a Elliot de New York que lee nuestro blog) rodeada de hamburguesas, todo tipo de galletas, chocolates, ganchitos, cocacolas…. Y pensé que el doctorcito debía estar flipando con la vida que, concluía, debíamos llevar.

_Todo en su justa medida, los niños con diabetes no tienen restringido ningún alimento. Todo con moderación. Lo iréis aprendiendo día a día, y os haréis expertos en el manejo de alimentos y condiciones.

A mi esa frase me marcó. Me devolvió un poco la energía perdida, me envolvió en una rara sensación de alivio, en la que se caían ciertos mitos que había oído sobre la enfermedad dulce.

Raciones de Hidratos de Carbono, y puede, con moderación, comer de todo, como de hecho, deberíamos hacer cada uno de nosotros. Era suficiente por hoy, hagamos caso al Poco a Poco que nos había comentado hacía unas horas. Quería regresar junto a Carlota.

Caminé aceleradamente por el pasillo y no debí darme cuenta, lo averigüé cuando Bea me comentó lo que pasaba. Estaba lleno de enfermeras entre divertidas e intrigadas, correteando pallá pacá*, un guarda de seguridad que había subido acompañado de alguien con gafas de sol. Yo solo tenía a mi Carlota por objetivo, y llegué a él.

_Pero bueeeeenooo princesa, ¿qué tal vas?

_Aquí mamá, que mira todo lo que tengo de Peppa Pig.

En ese momento asomó con su bata blanca Bea, con sus piernas tan regordetas como la cara de Alfredo, y resopló.

_A ver, ¿no había más cromos del dichoso bichito? Es la segunda bolsa que saco de basura del recibidor. Con esto tenemos jamón hasta navidades. ¡Qué barbaridad!_ Mira que graciosa la enfermera, pensé, tiene arte y todo.

_Y encima va a nacer el hijo de la Chabelita,  ¡como está el pasillo!_ Ahhh, era por eso.
 
_¿Dónde se ha metido Manolo?_ Esa sí me la sabía.
 
_Hablando de raciones con el papá de la criatura_ Nuestra enfermera sonrió.

Bea es muy perita*. Pero ya pueda nacer el mismísimo futuro número uno del fútbol mundial, malagueño, que yo no me muevo de aquí. O bueno….ya me entendéis….. quizás….

¿Asomarme un pelín?
 


*Lechuga: Mostrarse alguien picado, enfadadillo...
*Pallá, pacá: Corriendo de un lado a otro.
*Perita: En Málaga es guay, buena gente.... To Perita: Muy guay.
 

 

 

martes, 5 de agosto de 2014

CAPÍTULO 14


CAPÍTULO 14

QUIERO MATAR A ALFREDO

 

 Manolo hablaba sobre la diabetes y los cambios en nuestra vida, juro que intenté poner los cinco sentidos en cada una de sus palabras, pero una vez más me despistaba con pensamientos que iban y venían sin motivo alguno, pensamientos e ideas que no podía apartar de mi mente.

_Creo que a las personas con diabetes acaban amputándole extremidades_ solté por esta boquita que seguro Dios se ha arrepentido alguna vez de haberme dado.

Alfredo torció la mandíbula y soltó un sonido gutural que no me gustó nada, creo que se estaba cansando. De mí.

_Estoy intentando ser comprensivo, pero nos están preparando para aprender sobre este mundo, nos dicen que hay solución para controlarlo, sí, evidentemente es una putada, una gran putada, pero deja de decir estupideces y atiende, ¿crees que yo no estoy nervioso? ¿crees que no me duele?.-

_Pues parece que no, estás ahí con la boca abierta, escuchando a Manolo y casi sonriendo, y no debes hacerlo, me pones atacada.-

_Mira gorda, (ahora le reventaba la cara) tienes los ojos como dos bolas de billar, la cara hinchada, y Carlota nos está avisando, tenemos que espabilar y atender bien, dejarnos de lamentaciones, y tirar para adelante. Si no quieres escuchar lárgate, ya vendrás cuando puedas.

_Imbécil

_Tremendista

_Insensible

Manolo nos interrumpió.

_A ver, es normal, todo esto es normal. Estáis nerviosos y tensos. Pero mujer, escucha a Alfredo, tiene razón. Debes tomártelo con más calma. No vamos a amputar nada a nadie. Todo se va a controlar. Lo váis a hacer genial.

Definitivamente, Manolo es gay. ¡Anda y que se vaya con Alfredo a aprender de nutrición a un Congreso de esos donde parece que uno va a ver que pesca más que a aprender! Seguro que se lo pasan teta….pero…

Hay que serenarse, esta pelea fue el principio de unas cuantas hasta que llegamos al estado actual donde nos encontramos, donde decidimos juntos los ajustes de insulina, donde racionamos la comida convenientemente, leemos todo lo que cae en nuestras manos, vemos videos informativos, pinchamos a Carlota confiando en que el otro lo va a hacer bien, y sobre todo NOS RESPETAMOS. Es incierto decir que no seguimos teniendo nuestros más y nuestros menos. Probablemente pensemos que nuestro Amor ya está fracturado, o dividido, es nuestra pequeña la que necesita de toda nuestra energía, pero no nos equivoquemos, ella necesita de los dos. Y por un tiempo pensé que conmigo bastaba. De hecho, hoy día, después de medio año de su debut, en ocasiones, lo sigo pensando, Madre no hay más que una, y a ti, te encontré en la calle.

_Te quiero Alfredo.  No hay nadie como tú. Volveré a ser la de antes, lo más rápido posible. Dame tiempo.

_Hasta la eternidad. Ahora, escuchemos al médico.